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Historias y Reflexiones

 

Un Ingeniero que fué mi profesor hace un tiempo, me envio esta historia a mi correo y me gustó mucho y decidi compartirla con ustedes. 
Creo que cada uno de nosotros deberiamos reflexionar, tomar este mensaje, y aplicarlo en las diversas areas de nuestras vidas... Pues en muchas ocaciones nos quejamos mucho y poco o nada hacemos para cambiar. Y recuerda, No esperes resultados diferentes haciendo siempre lo mismo... 

 

Los patos hacen bulla – Las Águilas vuelan 
 

Nadie puede hacer que usted preste un buen servicio a sus clientes… esto porque un buen servicio es una alternativa. Harvey Mackay, nos cuenta una maravillosa historia acerca de un taxista que prueba este punto.


El estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acerco, lo primero que Harvey noto fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer muy bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi a Harvey.


Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Wally, su chofer, mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.


Después de sentarse, Harvey leyó la tarjeta: Misión de Wally:

“Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable…

 

Mi amigo Harvey quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, limpio sin una mancha!!

Mientras se acomodaba detrás del volante, Wally le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado. Mi amigo bromeando le dijo: “No, preferiría una soda’ Wally sonrío y dijo: “No hay problema tengo un conservador con Coca Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja. Casi tartamudeando, Harvey le dijo: “Tomare la Coca Cola dietética”

Pasándole su bebida, Wally le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Wall Street Journal, Time, Sport Illustrated y USA Today…”

 

Al comenzar el viaje, Wally le paso a mi amigo otro cartón plastificado,

“Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan,

si quiere escuchar la radio”

Y como si esto no fuera demasiado, Wally le dijo a Harvey que tenia

el aire acondicionado prendido y si la temperatura estaba bien para el.

Luego le aviso cual seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día.

También le hizo conocer que estaría contento de conversar con el o,

si Harvey prefería lo dejaría solo en sus meditaciones.

 

“Dime Wally, le pregunto mi asombrado amigo: siempre has atendido a tus clientes así?”

Wally sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca de Wayne Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás muy rara vez te frustraras. El decía, “Para de quejarte” Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos hacen bulla y se quejan, las águilas se eleven encima del grupo.

Esto me llego aquí, en medio de los ojos, dijo Wally. Dyer estaba realmente hablando de mí. Yo estaba todo el tiempo haciendo bulla y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios.

Se nota, que los cambios se han pagado, le dijo Harvey.

Si, seguro que si, le dijo Wally. Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reserva a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista confiable para que haga el servicio.

Wally era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.


Posiblemente haya contado esta historia a mas de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.

 

Wally el taxista tomo una diferente alternativa.

El decidió dejar de hacer bulla como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

Los Patos hacen bulla, Las águilas vuelan…

 

LAS TRES REJAS 

 

 

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y dice: 
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia... - ¡Espera! - lo interrumpe el filósofo - ¿hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?- 
-¿Las tres rejas? Preguntó el discípulo. 
-Si, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

No. Lo oí comentar a unos vecinos - dice el joven. 
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, 
¿es bueno para alguien? 
-No, en realidad no. Al contrario 
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? - Pregunta el filósofo 
-¡A decir verdad, no! - comenta apesadumbrado el discípulo. 
-Entonces - dijo el sabio sonriendo - si no es verdad, ni bueno, ni necesario, 
sepultémoslo en el olvido. 


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CUANDO HABLES PROCURA QUE TUS PALABRAS SEAN MEJORES QUE EL SILENCIO... 

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“Decídete tú y compra el billete”

 

 

Me acuerdo de un rabino que sirvió fielmente a Dios durante toda su vida. Un día, le dijo a Dios: "Señor, te he adorado con devoción y he obedecido la Ley. He sido un buen judío, pero ahora estoy viejo y necesito ayuda. ¡Señor, déjame ganar la lotería para tener una vejez tranquila!" Y rezó, rezó, rezó. Pasó un mes y dos, cinco un año entero, tres años se fueron. Un día el hombre desesperado, dijo: "¡Dios, decídete!" Y Dios: "¡Decídete tú! ¿Por qué no compras el billete?" 

 

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El cuento, un poco ridículo, nos dice que Dios no nos libera del esfuerzo y de la iniciativa para resolver nuestros problemas. Para eso nos dio la libertad y la inteligencia. No hay que esperar de Dios lo que podemos hacer nosotros. Pongamos el caso, la cosa no está así, que dependa de Dios que salga el gordo de la lotería, pero al menos comprar el billete, depende del hombre

 

Muchos cristianos se dirigen a Dios en la oración y le piden gracias que él no puede dar. "Si alguien no quiere trabajar que no coma" (2 Tes 3,10) dice S. Pablo a los cristianos de Tesalónica que se quedaban ociosos viviendo a costas de los demás o esperándolo todo de Dios. Dios no favorece a los haraganes.

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Decisiones: algo nuevo en el mundo 
 

 

Hay que pensar en serio si quiero ser un pequeño artífice de bien o un simple estorbo


Cada una de nuestras decisiones introduce algo nuevo en el mundo. 
 

A veces pensamos que ciertas elecciones son insignificantes, sin valor, sin transcendencia. En realidad, quedarme a estudiar o ir de excursión, ver este o aquel programa televisivo, leer un libro de aventuras o uno de filosofía, tomar más o menos copas de cerveza... son decisiones que “entran” en mi vida, que llegan a ser parte de mí mismo, que me modifican. 


No sólo yo quedo “tocado” en cada decisión. También los demás, los más íntimos, los más cercanos, sienten los efectos de mis decisiones. Si obedezco con alegría a mis padres, si doy largas a las peticiones de un amigo, si olvido a aquella persona a la que prometí una llamada por teléfono, si descuido mi atención a la hora de apretar bien un tornillo... otros serán afectados, para bien o para mal, de lo que inicia en el mundo a partir de lo que yo hago o de lo que yo deje de hacer. 

Los cercanos... y los lejanos, el mundo entero, quedan afectado por mis actos. No es indiferente si me comprometo en serio por guardar con atención la basura o si arrojo materiales peligrosos en el primer lugar que se me ocurre. Mi barrio, mi ciudad, el planeta tierra, van mejor o peor según mis costumbres, según mi preocupación por el ambiente, según mi deseo de evitar gastos inútiles o comportamientos que aumentan la contaminación en un mundo sumamente frágil. 

Mis decisiones afectan, por lo tanto, a millones y millones de personas que necesitan una mano amiga. Personas que sufren por el hambre o la injusticia, por la enfermedad o el desprecio, por la soledad o por abusos en contratos de trabajo inhumanos. 

Cada una de mis decisiones introduce algo distinto, nuevo, bueno o malo, justo o injusto, en este mundo de contradicciones y de esperanzas. 

Hay que reflexionar profundamente antes de tomar una decisión, de empezar un nuevo acto. Hay que pensar en serio si quiero ser un pequeño artífice de bien o un simple estorbo. Hay que escuchar la voz humilde y sencilla de Dios que me repite, con un tono suave e íntimo, que hasta un vaso de agua dado a un pequeñuelo no quedará sin recompensa. Porque ese gesto de cariño habrá introducido algo bueno, algo bello, en el mundo de los corazones sedientos de amor sincero.

 

 

Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

 

 

2 + 2=5, 6 ó incluso 7.

 

 

Si quieres hacer algo grande, maravilloso y duradero en tu vida, busca un buen equipo.

Autor: Paúl Herrera, L.C. | Fuente: Virtudes y Valores

 

“Si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo” ¡Qué frase tan contundente, tan directa, tan sencilla y tan... errónea!

 

Hay una mejor: si quieres hacer algo grande, maravilloso y duradero, busca un buen equipo. Jim Collins juntó un grupo de expertos para analizar la trayectoria de las mayores empresas estadounidenses. Quería saber de qué manera se las habían arreglado para triunfar. Se preguntaba con qué embrujo o hechizo vudú habían podido llegar tan alto en el mundo empresarial. El resultado lo publicó en un libro que llegó a ser un bestseller rápidamente. Se trata de “Good to Great: why some companies make the leap... and others don´t” (Collins Business, 2001).

Uno de los principios que él descubrió en casi la totalidad de estas megacompañías multimillonarias fue: antes de saber a dónde quieres ir, rodéate primero de un buen equipo de personas que te acompañen. Es lo mismo que dijo John D. Rockefeller, el hombre más rico del mundo en su momento, con otras palabras: “Me pueden quitar todas mis empresas y todo mi dinero. Déjenme mis hombres y volveré a remontar hasta donde he llegado”.

Todo esto no se trata sólo de dinero. Es mucho más. Desde que nacemos dependemos de otras personas. Nuestra mamá nos alimenta y cuida. Entre nuestros familiares aprendemos costumbres, una lengua, una cultura. En la escuela, la maestra nos enseña matemáticas, y los amigos nos enseñan cómo ponerle los nervios de punta a la maestra. Vamos haciendo parte de muchos “equipos”. El equipo de nuestra familia, el equipo de nuestros amigos, el equipo deportivo de la escuela.

Pero llega el momento en que todos nos sentimos independientes, intocables e  imbatibles. Los años pasan y queremos la autonomía total. Caemos en la trampa de formular ese letal dogma interno: “Si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo.”

Así como las grandes empresas que Collins analizó, las grandes vidas son las que se unen a buenos equipos. Son las que llegan a deducir esta extrañísima ecuación matemática: que 2 + 2 es igual a 5, 6, 7 e incluso más mientras mejor se vive la magia del “espíritu de equipo”. Un equipo unido es algo muy especial, porque no es simplemente la suma de cada uno de sus miembros. Es, más bien, la multiplicación de los esfuerzos de manera tal que se es mucho más eficaz de cuanto se pudiera ser si cada uno obrara en manera individual.

¿Han visto alguna vez un juego de fútbol donde no parece que son 11 jugadores contra otros 11, sino que son unos 15 contra 11? Pareciera que por cada jugador de un equipo hay dos del contrario, que brotaran defensas y atacantes hasta de la tierra. Pero al contarlos bien, resulta que todo está como la FIFA manda. ¿Qué pasa entonces? Esos “jugadores extras” son la capacidad de compaginarse de los atletas, son la eficacia de un buen espíritu de equipo puesto en práctica.

Si Napoleón Bonaparte, en vez de haber sido uno de los mayores líderes individualistas de todos los tiempos, hubiera jugado en equipo, tal vez su imperio no se hubiera deshecho tan rápidamente. En cambio, otro de los mayores líderes de la historia creó un buen equipo de 12 miembros principales. Los escogió. Los formó. Les aguantó sus limitaciones. Pero la obra que creó, la Iglesia Católica, lleva casi 2000 años de constante crecimiento. ¡Toda una obra maestra del espíritu de equipo!

 

¡Vence el mal con el bien!

 

 

Cuando tu Quieres Cambiar

P. Dennis Doren, L.C

 

 

Preguntaron a un sabio griego, a un ¨Tales¨, ¿Cuál era la cosa más difícil en el mundo? El sabio contestó: ¨La cosa mas difícil es conocernos a nosotros mismos, la más fácil es hablar mal de los demás¨. 

Charles Dickens en su obra ¨Historia de dos ciudades¨, después de describir a tres individuos que hacen un viaje en diligencia de varias horas juntos, anota:
¨Es un hecho maravilloso y digno de reflexionar sobre él, que cada uno de los seres humanos es un profundo secreto para los demás. A veces, cuando entro de noche en una ciudad, no puedo menos de pensar que cada una de aquellas casas envueltas en la sombre guarda su propio secreto; que cada una de las habitaciones de cada una de ellas encierra también, su secreto; que cada corazón que late en los centenares de millares de pechos que aquí hay, es, en ciertas cosas, un secreto para el corazón que mas cerca de el late.¨

En medio de este secreto que eres tu mismo, en medio de esta necesidad que tienes de conocerte, esta tu propia superación, tu propio crecimiento como persona, como cristiano, como parte de una sociedad.
Siempre me ha llamado profundamente la atención y ha sido un aspecto que he tratado de comprender, aquello que desde los primeros años de mi formación nuestro fundador nos enseño: Conócete, Acéptate y Supérate… Parece fácil, pero conlleva muchos años de arduo trabajo… lo importante en todo esto, es que tú seas la persona que busque cambiar, mejorar y hacer de tu entorno algo mejor.

Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar encontraron en la recepción un enorme letrero en el cual estaba escrito:
¨Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de esta empresa, esta invitado al velorio en el área de deportes¨.

¿Quién seria la persona que estaba impidiendo el progreso de la empresa? Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo, cada uno se veía asi mismo… Solo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡TU MISMO!

Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida. Y mas revolución unido a Dios.
TU VIDA NO CAMBIA CUANDO CAMBIA TU JEFE, CUANDO TU EMPRESA CAMBIA, CUANDO TUS PADRES CAMBIAN, CUANDO TU PAREJA CAMBIA, TU VIDA CAMBIA CUANDO TU CAMBIAS. Por lo tanto, no esperes tanto que cambie tu hijo o tu esposa/o, o que la filosofía de tu empresa se modifique, o el trato que te da tal o cual persona, en realidad el que tiene que cambiar y adaptarse, y aceptar cada situación es uno, es decir, tu y nadie mas.

¨Los tristes piensan que el viento gime, los alegres piensan que canta¨.
¨El mundo es como un espejo que devuelve a cada persona el reflejo de sus propios actos y pensamientos.
La manera como tu encaras la vida es lo que hace la diferencia¨.
Creo que hoy puede ser un día diferente para ti. Todo esta en tus manos.

 

Dios te Bendiga

 

 

Los elefantes no quieren mirarse en el espejo del agua. 

 

 

En la India cuentan del elefante que, cuando va a beber en una laguna de aguas tranquilas y límpidas, con su trompa remueve el agua para mover el fango del fondo y no ver su cara. Le asusta y le desagrada su cara; no le gustan esas orejas, esa nariz; no le parece estético lo que ve. Entonces lo primero que hace es remover y ensuciar el agua para luego beberla sin tener que mirarse en ella como en un espejo. 

 

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Algo parecido nos ocurre a nosotros, No nos gusta, nos desagrada vernos tal y cual como somos por dentro; nos cuesta hacer un serio examen de conciencia y reconocer nuestras culpas.

 

Una de las primeras consecuencias del pecado que cometieron nuestros antepasados, fue la de no reconocerse culpables y echar la culpa a otros. Adán echó la culpa a Eva y Eva a la serpiente.

 

Frente a esta indisponibilidad de reconocerse culpables Dios no pudo perdonar y pronunció su castigo. Y sin embargo Dios está siempre dispuesto a perdonar. A Caín que recién había asesinado a su hermano Abel, Dios le dijo: "El pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera que te persigue, pero tú debes dominarlo" (Gen 4,7) ¿Qué es lo que nos impide un sincero examen de conciencia y ponernos frente a frente con nosotros mismos para conocernos realmente como somos? Es nuestro orgullo y sobre todo el miedo de reconocer nuestras culpas y sentir la necesidad de cambiar vida. Como los elefantes tenemos miedo de mirarnos por dentro y reconocer nuestras faltas. 

 

Pidamos a Dios pues en este día, la Humildad para reconocer nuestros errores, rectificar e iniciar con un nuevo rumbo que nos lleve a lograr la consecución de nuestros proyectos de vida. Que así sea…

 

Un abrazo en Cristo: Marlon Díaz 

 

 

Entre los hombres, desgraciadamente, suele suceder que muchas vidas de relación tienen tres etapas:

 

una primera en la que el enamoramiento no deja ver los defectos del otro; una segunda en la que esos defectos comienzan a aparecer y las parejas se preguntan si por acaso no se han equivocados; y una tercera etapa cuando ya 'sólo' se ven esos defectos, se multiplica la paja en el ojo ajeno y no se percibe la viga del propio ojo.(Mt 7,3-5).

 

Por gracia de Dios, no siempre es así. Es posible encontrar gentes que han aprendido a ver las virtudes de los demás y saben poner entre paréntesis sus defectos. y practican aquello que decía Joubert: "Cuando mis amigos son tuertos yo los miro de perfil"

 

Bossuet decía que "el defecto que más impide a los hombres a la hora de progresar es el no darse cuenta de lo que son capaces"

 

Los libaneses tienen un dicho que asegura que "si el camello pudiera ver sus jorobas caería al suelo de vergüenza" Y quizá por ello Dios puso las jorobas del camello donde él no pudiese llegar a verlas. 

 

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Se podría decir que los enamorados son ciegos sobre los defectos del otro pero también videntes, porque ven ciertas virtudes que los otros no son capaces de ver. Y se puede decir también que los casados son más objetivos porque saben ver : los valores y los antivalores del otro; pero saben superar los defectos porque el amor no se queda a la superficie de las cualidades sino que llega hasta el profundo de la persona. Lo que más importa es llegar a esta profundidad, a la persona misma que, no obstante sus defectos es siempre un valor incomparable por ser imagen de Dios y elevada por Cristo a participar de la vida divina.

 

Las cualidades cambian con el tiempo y se esfuma también el sentimiento y la atracción natural. Pero si el amor llegó hasta la persona, no puede desaparecer porque la persona, se encuentra en la profundidad y no cambia con el cambiar de las cualidades.

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